En la escena del Videojuego actual es cada día más evidente la falta de
los jefes finales “clásicos”; ese punto culminante en donde todas las
habilidades adquiridas durante el curso de una partida son puestas a prueba en
una batalla uno contra uno; habrá que preguntarse si es porque sencillamente
los videojuegos actuales ya no requieren de mucha habilidad en general y no
hace falta probar al jugador o esas batallas finales han evolucionado a
batallas demandantes y no necesariamente fáciles, que el video jugador no
aprecia ya como un clásico jefe final de fase. El género “Boss-Rush” es quizás uno
de esos géneros puros y delimitados, en donde la oferta de juego se apoya
completamente en el enfrentarse a jefes finales sin casi ningún añadido que
pueda interferir con las sensaciones iniciales que el juego quiere transmitir:
No hay interminables enfrentamientos con secuaces genéricos ni rebuscados mestizajes
de géneros para innovar, es una declaración arriesgada de intenciones en toda
regla que nos dice sin miramientos “esto es lo que hay, quizás puede gustarte”.
Unos pocos se percataron que el reto de enfrentarnos a los jefes finales es en
esencia divertido y han hecho juegos completos alrededor de esta idea como
principal elemento diferenciador.
En esta última liga juega “Furi” (2016), un juego desarrollado por The
Game Bakers y el cual trata precisamente de derrotar jefes finales, o
“Boss-Fight” diseñado con la idea de ofrecer el mayor reto posible al
proponernos acción frenética en nuestros careos y en donde nuestras habilidades
al mando son puestas a prueba a cada segundo. En “Furi” se encuentran dos mecánicas de juego distintas y
complementarias entre sí: una que podríamos llamar “lucha de corto alcance”; en
el cual se nota esa vena rabiosa de intercambios de golpes de los Hack n’ Slash
como Devil May Cry o los juegos de Platinum Games; y en el otro espectro
tenemos una lucha de largo alcance, al cual es evidente encontrarle rasgos del género
“Bullet-Hell” y/o “Twin Stick Shooter”, con hordas de balas disparadas en los más
variopintos patrones de ataques pululando por la pantalla.
La lucha de corto alcance es bastante sólida; hay la suficiente
sensación de contundencia, respuesta y versatilidad como para proponernos
experimentar con sus aparentemente sencillos comandos: Ataque melee, parry
y dash, son estos suficientes para
adaptarnos a las diferentes situaciones: Bloquear en el momento adecuado
regenera tu barra de vida, cargar el ataque melee satisfactoriamente produce un
aturdimiento del rival y una secuencia de ataque a tu favor. En la lucha de
largo alcance tenemos el disparo sencillo y cargado, además de lo fundamental
que se convierte el manejar la barrida o dash para esquivar el infierno de
balas que se te avecina.
Furi es un juego de habilidad, reflejos y paciencia; aquí presionar los
botones sin sentido no vale para mucho ya que nuestro personaje no posee
intricados patrones prediseñados de ataque ni largas cadenas de combos de un botón,
todo se basa en el timming y la elección metódica de los mejores momentos para
atacar. Furi es un juego altamente demandante, exigente, pero para nada injusto;
los jefes a los que te enfrentas son amenazadores pero nunca llegas a tener la sensación
de que son imbatibles; de hecho muchos dejan el sabor de boca de ser enfrentamientos
igualados, en donde cada uno pone sus cartas sobre la mesa usando sus
habilidades como mejor puede. Aquí no hay un protagonista volviéndose un dios
de la pelea que avanza en el juego teniendo todo el poder al alcance de un gatillo,
de hecho es todo lo contrario ya que terminas con las mismas habilidades que
inicias. Solo eres tú el que mejora en el camino.
Un párrafo aparte para la dirección artística del juego, la cual es
bastante atractiva con esa ambientación de prisión celestial embardunada de neón
y ciencia ficción fantástica, escenarios ricos y variados que se prestan para
la admiración contemplativa entre peleas y con la acertada elección de la
paleta de colores saturados que recuerdan mucho a Hyper Light Drifter y un
diseño de personajes a cargo del creador de Afro Samurai Takashi Okazaki que
cumplen notablemente bien en la inmersión del juego. La banda sonora está
sumamente influenciada por la música electrónica y está de más decir que
algunas pistas son muy buenas y que ayudan sobremanera a moldear las
sensaciones que el juego pretende desplegar.
Furi cuenta la historia de un espadachín sin nombre que lucha por su
libertad, muy a lo Spagetti Western, es en su corazón una historia de redención,
quizás nuestro héroe no sea la persona más bondadosa, porque hay que verle los
motivos por el que estaba encerrado, pero es sin duda una historia que habla
sobre el perdón y la justicia con un lenguaje introspectivo y que se da el lujo
de ser filosófico a ratos.
Algunas cosas se le pueden achacar a Furi. A primera vista pueda parecer
un producto de nicho que busca a un target de jugadores muy específicos, refiriéndome
a aquellos que se les da bien los juegos de respuesta inmediata, tienen una
coraza blindada ante la frustración y/o son unos empecinados a tiempo completo,
y es en parte verdad: el jugador que se frustre y no se comprometa con el juego
pierde, y mucho, ya que Furi nunca te lo pondrá fácil. El precio de salida para PC es otro punto controversial, para el
convencido a ese precio es una compra asegurada, pero quizás en el rango de los
15$-20$ sería un producto más atractivo para el neófito del género. Furi tiene
algunas aristas por pulir evidentemente: Hay algunos momentos en los que las cámaras
no son del todo precisas, QTE’s poco claros y a veces los movimientos son pocos
fluidos y pecan de sobre respuesta.
Cabe mencionar que en la versión para PC hay que jugarlo con un mando si
o si, ya que la experiencia con teclado y mouse es en el mejor de los casos bastante
insatisfactoria, además de asegurarse de jugarlo en un equipo que cumpla los
requerimientos mínimos; ya que en un juego tan milimétricamente preciso, el jugarlo
a menos de 60 fps es casi un crimen.
Cuando jugamos buscamos alcanzar la gloria y prestigio dentro de la lógica
del mismo videojuego, a veces nos la proporciona una batalla grandilocuente y pirotécnica
que nos hace creer por un momento que somos el mejor jugador del mundo, y otros
pequeños, más terrenales, que logran enlazar emocionalmente con nosotros y nos
hacen sentir afortunados de presenciar esos instantes; por lo que el gran mérito de The Game Bakers con Furi es manejar con maestría esa
delgada línea de proveer un reto consistente y divertido al jugador sin caer en
las lagunas de la falta de ideas o en el miedo (justificado) de creer que su
propuesta pueda no ser atractiva para el jugador medio, ya que es muy fácil en
este tipo de juegos pasar de la excitación total al máximo aburrimiento si no
es implementado con buen hacer cada una de las facetas que tiene el juego para
ofrecer. Furi es en definitiva una experiencia sólida y exigente que trata de alejarse
de la apoteósica vacía del tipo de batallas “El Destino Del Universo Esta En Tus
Manos” y nos ofrece a cambio momentos de increíble humanidad contenida, esa que
está más cerca de la recompensa obtenida por lo laboriosa de la faena que la del
camino fácil que ofrece a la vuelta de la esquina el vendedor de humo de turno.
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